viernes, 15 de junio de 2012

LA HEROÍNA DE MATAGORDA. REALIZADO POR : ROGELIO GONZÁLEZ GARCÍA 2ºC


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En la esquina noreste de la Southern Necropolis, en la ciudad de Glasgow, se encuentra una tumba que contiene los restos mortales del matrimonio Reston. La esposa, Agnes Harkness, es recordada en la lápida sepulcral como 'The Heroine of Matagorda'.

Agnes nació el 1 de junio de 1773 en Stirling (Escocia), en el seno de una familia humilde. Desde una edad muy temprana, se dedicó al servicio doméstico y, no obstante las circunstancias tan desfavorables en las que creció y la escasa educación recibida, manifestó amor por los libros y llegó a ser una excelente lectora. Cuando tenía alrededor de los quince años de edad, sus padres se trasladaron a Edimburgo, donde la joven continuó su actividad como asistenta en diversos hogares. Finalmente, entró a servir en casa del teniente Ivers, Intendente del Regimiento 94º (Scoth Brigade), que estaba acuartelado en el famoso castillo de la ciudad. Fue aquí donde conoció al cabo James Reston, bien educado, de apariencia atractiva y maneras agradables, con quien se desposó el 31 de marzo de 1795. Poco después de la boda, el 94º recibió la orden de embarcarse para las Indias Orientales; pero James, que pronto ascendió al grado de sargento, quedó en su país en el servicio de reclutamiento por espacio de trece años, durante los cuales nacieron del matrimonio ocho hijos, de los que sólo tres sobrevivieron y alcanzaron la edad madura.

En 1807, el Regimiento regresó a Gran Bretaña, y, posteriormente, fue destinado a servir en el extranjero. Cuando el 94º partió de Aberdeen hacia la isla de Jersey, la señora Reston acompañó a su esposo. Luego, cuando fue recibida la orden de embarcarse hacia Portugal, se ordenó que sólo seis mujeres por cada cien hombres pudiesen acompañar a sus maridos; lo que fue decidido mediante sorteo de unas papeletas que, proporcionalmente, contenían las expresiones 'to go', o 'not to go' escritas en las mismas. Pocos días después de la arribada a Lisboa, el 94º recibió la orden de partir para una expedición que se mantuvo en el mayor secreto, siendo transportado por mar a la Bahía de Cádiz, atendiendo a la demanda de ayuda que había efectuado la Regencia Española. Cuando la fuerza aliada desembarcó en febrero de 1810, los franceses ya eran dueños del territorio circundante, con la excepción de la Isla de León y Cádiz, que estaban bloqueadas por tierra. Al 94º le acompañaron el 79º Regimiento (Cameron Higlanders), el 2.º batallón del 87º Regimiento Irlandés (Royal Irish Fusileers), y dos compañías de la Artillería Real. La fuerza expedicionaria se halló al mando del mayor-general William Stewart, un militar querido y respetado. En días posteriores, estas unidades fueron reforzadas con otras procedentes de Gibraltar y Portugal, y también llegó el teniente-general Graham como comandante en jefe. Entonces, el mando aliado decidió reocupar el castillo de Matagorda que se había destruido en parte y abandonado ante el avance de las tropas napoleónicas. Para ello, se preparó una acción conjunta, consistente en un desembarco nocturno de fuerzas británicas apoyadas por fuerzas marítimas españolas; operación que se efectuó con las mayores precauciones para no alarmar a los franceses, y que culminó exitosamente. Cuando llegaron a la fortaleza, los nuevos ocupantes la encontraron con su fachada marítima completamente demolida, y con las otras más o menos en ruinas. La construcción a prueba de bombas la hallaron casi destruida, y en lo que quedaba no existía espacio para albergar siquiera la mitad de los hombres. La guarnición original estuvo formada por el capitán Archibald MacLaine, como comandante del fuerte, los alféreces Cannon y Scott, y 67 entre suboficiales y soldados, escogidos de entre los primeros de cada compañía del 94.º; 25 artilleros, al mando del teniente Brereton; 25 infantes de Marina; y 25 marineros, a las órdenes de George Dobson, guardiamarina del navío Invencible.

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